En Chile los ataques a dispositivos móviles durante este año han aumentado en más de un 50%, siendo las personas un blanco cada vez más buscado por los ciberdelincuentes. “Con el aumento de aparatos como notebooks, teléfonos inteligentes y tablets, además de la facilidad para conectarlos a internet, ha aumentado también la posibilidad de ser víctimas de ataques”, dice Iván Toro, gerente general de ITQ Latam.
Lo anterior, señala el ejecutivo, debido básicamente a que las personas “estamos y vivimos conectados a internet. Nos informamos, nos comunicamos y nos entretenemos en la web; realizamos transacciones bancarias, pagos de servicios, revisamos sitios web, y también estamos conectados a redes sociales. Esto es caldo de cultivo para los cibercriminales”, asegura Toro.
Hugo Soto, investigador del Centro de Estudios del Futuro, CEF, de la Usach, aclara que los riesgos que en este ámbito enfrentan los ciudadanos se pueden clasificar en dos grandes tipos: delitos ciberdependientes, que son aquellos que solo pueden ser cometidos por medio del uso de computador y/o tecnologías de la información, tales como el contagio de virus y otros software maliciosos, hackeos, secuestro del equipo o denegación de servicios. Y, por otra parte, existen los ciberposibilitados, es decir, delitos tradicionales cuyo alcance y escala se amplifica mediante el uso de computador y tecnologías de la información, tales como fraudes, robos y acoso sexual.
“Hay que tener conciencia de que los ciberdelitos son la principal amenaza de seguridad ciudadana en el futuro próximo. De hecho, en el caso de Chile ya la última encuesta de seguridad ciudadana del Ministerio del Interior reportó que en 2018 hubo más víctimas de ciberdelitos (6.0%) que de robo de casas (4.7%) e incluso asaltos (5.6%)”, advierte el investigador del CEF.
César Pallavicini, gerente general de Pallavicini Consultores, agrega que la seguridad pública depende hoy de diversas tecnologías de televigilancia interconectadas por redes con centrales de monitoreo, globos y cámaras de video. Por lo anterior, las municipalidades y el Estado deben hacer contratos de servicios con empresas que les otorguen garantía de que tienen sistemas de gestión de Seguridad de la información (incluida la ciberseguridad) y de continuidad operacional. Ello minimiza el riesgo de ataques cibernéticos.
“Por la crisis social que tenemos ahora, los ciberataques —según el CSIRT— aumentaron en forma exponencial desde el 18 de octubre recién pasado. Así, por nuestra integridad y futuro, es necesario tener planes de prevención y contingencia en caso de un acto de vandalismo o ciberataque, que garanticen la seguridad de las personas y el suministro de servicios básicos”, advierte Pallavicini.
Pallavicini enfatiza que la ciberseguridad es parte de la Seguridad de la Información. En ese contexto, dice, las ciudades inteligentes están conectadas, son sostenibles y eficientes gracias a las nuevas tecnologías. “Esto nos lleva a un modelo complejo de gestión de la seguridad, que precisa una visión global y transversal de los riesgos, además de abarcar —de manera integral— todos los servicios que este ecosistema 4.0 ofrece a sus ciudadanos”, concluye.
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